En nuestra vida diaria, confiamos en una gran variedad de componentes electrónicos integrados en coches, teléfonos móviles, aviones y multitud de otros aparatos. Muchos de estos productos llevan integradas placas de circuito impreso (PCB). La fiabilidad de estos sistemas es el resultado de desarrollos bien contrastados y pruebas exhaustivas.

Las PCB se ven expuestas a impactos mecánicos y térmicos no solo durante su proceso de fabricación, sino también durante el transporte y el uso. Cualquiera de estos efectos puede provocar el fallo total de un componente. Cuanto más tarde se detectan los problemas de funcionamiento sistemático en PCBs, más elevados resultan los costos.  Por esta razón, para los fabricantes de equipos originales, la detección de fallos sistemáticos en fases tempranas del desarrollo es absolutamente esencial.

Por eso —y de manera creciente— exigen a sus proveedores que verifiquen la calidad mecánica de sus placas de circuito impreso (PCB). Por esta razón se han creado asociaciones internacionales, como IPC (Association Connecting Electronics Industries) y JEDEC (Joint Electron Device Engineering Council), que han publicado directivas, como la IPC/JEDEC-9704, que establece dónde y cómo se debe medir la deformación en las PCB. Para medir la deformación de una PCB con la mayor exactitud y beneficio de costos posible se utilizan galgas extensométricas. En general, las PCB son de pequeñas dimensiones, de modo que el principal desafío es instalar las galgas extensométricas en el espacio disponible. HBM ofrece más de 2000 galgas extensométricas distintas para aplicaciones especiales, entre ellas una serie específica para medir deformación en PCB.

La roseta en miniatura RF91 es un producto excelente para medir deformaciones en componentes miniaturizados. Éstas solo miden 5 mm de diámetro, por lo que pueden montarse fácilmente en una PCB.